Quica con su quiquín

No hay madre más celosa de sus retoños que una clueca, ni mejor clueca que una quica o gallina pequeña en asturianu. Dicen que los animales pueden contar hasta cuatro y más allá de ese número no saben cuantos hay, pero si a una quica le quitas uno de sus pollitos te lo reclamará enseguida gritando alarmada y corriendo de aquí para allá hasta reunirlos a todos nuevamente.En la foto vemos a una quica, gallina de pequeño tamaño, con su quiquín.

Chissss: patos mudos

Hay una variedad de patos que al contrario que sus parientes no dice cua. En realidad no dice nada pues de su garganta no sale sonido alguno, tan sólo una ahogada bocanada de aire. Pero como es de esperar, entre ellos se entienden y comunican tan bien como sus primos los patos clásicos.

Resultan especialmente cómicos entre quienes los conocemos bien, aunque para los neofitos son unos patos tan desconcertantes como lo sería ver un perro verde.

En la fotografía una nidada de patos mudos de pocos días de vida. A una edad tan temprana no se diferencian mucho de los patos clásicos, salvo en la forma del pico. Abajo, pata muda adulta con 9 patitos jóvenes.

Buitriño: el pollo de cuello pelao

No es el fruto de un romance entre una gallina y un buitre ni nada extraño. Aunque son "más feos" y difíciles de encontrar que los pollos tradicionales, los pollos de cuello pelado gozan de gran vitalidad y salud. En la fotografía Buitriño un pollo adulto, junto a un pollito de pocos días, ambos de cuello pelado. Debajo el mismo pollito visto más de cerca.