Recuerdo que siendo yo una niña le gustaba traer a casa, para desesperación de mi madre, saltamontes, grillos y otros bichos para que mi hermano y yo los viéramos. Nos enseñó a cazar grillos en el campo, ranas en las charcas y lagartijas en verano. También nos enseñó a alimentar a un pichón caído del nido, a cogerle un pollito a una clueca sin molestarla, a acercarnos a un gato forastero... nos enseñó el amor a los animales. Hoy soy yo quien quiere enseñarle al mundo ese amor por los animales desde este pequeño blog, gracias a las fotos que periódicamente me envía para que no extrañe demasiado aquellos días finqueros. Gracias papá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario